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¡Criar hijos da miedo!

¿Qué podemos hacer para vencer los temores de la paternidad?

CLAIR Y JOHN SANCHES
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¡Criar hijos da miedo!

Acabábamos de tener a nuestro primer hijo. Éramos padres novatos en el comienzo de una aventura. De la noche a la mañana, nos habíamos vuelto responsables de otra vida humana. Nuestro hijo no podía alimentarse ni higienizarse por sí mismo; dependía totalmente de nosotros. ¡Cuán abrumador resultaba eso! Nos dimos cuenta que todas nuestras ideas preconcebidas sobre la paternidad no nos equipaban cabalmente para la tarea. Necesitaríamos el consejo de otros.

Es posible que los lectores que son padres primerizos se sienten de la misma manera. Entonces, ¿a dónde ir en busca de ayuda? Quizá han buscado el consejo de amigos experimentados, o tomado un curso sobre paternidad, o leído libros sobre el tema. Ser padres es la tarea más importante del mundo, pero es también una para la cual solemos estar escasamente calificados.

Como se lo dirán los padres que tienen varios hijos: cada niño es diferente. Lo que funciona con uno no necesariamente es útil con el otro. Tengo una tía que tiene diez hijos. Ella solía decir que cada uno era diferente al otro.

¿Qué es lo que nos asusta tanto?

¿Qué es lo que nos asusta tanto a la hora de criar hijos? La Biblia los describe como «un regalo del Señor» (Sal. 127:3, NTV).1 Y sin embargo, criar a los hijos produce naturalmente un poco de ansiedad.

Sentir cierto nivel de inseguridad y temor es algo natural en este mundo. Al momento de escribir este artículo, todo el planeta está sujeto a la pandemia del coronavirus, lo que transmite temor y muerte. Como resultado del pecado, el mundo está lleno de riesgos y desafíos, por lo que es natural que los padres, en ocasiones, sientan temor. Pero hay una gran diferencia entre sufrir cierta ansiedad o temor y permitir que ello tome el control completo de nuestra vida.

Nadie quiere ser padre desde la ansiedad; queremos ser padres desde el amor. Y, seamos honestos, todos cometemos errores. No somos perfetos, y vivimos en un mundo quebrantado. Todos tenemos diferentes temperamentos, y esa diversidad también es incorporada a este conjunto de cosas. Algunos de nosotros somos naturalmente más ansiosos, mientras que otros parecen asumir las cosas así como vienen.

Dependiendo cuál sea su situación específica, incluyendo dónde vive, sus temores serán diferentes de los de otras personas. Puede que usted tema por la seguridad de su hijo o se preocupe por saber de dónde saldrá la siguiente comida para su familia. Quizá su hijo está siendo acosado por otros en la escuela, o usted está luchando para satisfacer las necesidades especiales que él tiene. Puede que viva en un país donde es muy fácil acceder a armas de fuego, o acaso pertenezca a una familia de inmigrantes que huyeron de su país.

Para otros, sus temores pueden basarse en la cantidad de tiempo en que su hijo quiere pasar en línea. Como cristianos, podemos también estar preocupados pensando si nuestro hijo seguirá a Jesús.

¿Cuál es la respuesta?

Entonces, ¿cómo puede un padre criar a un hijo sin sentirse temeroso o abrumado por las tremendas responsabilidades que acompañan la tarea?

Puede comenzar determinando cuáles son sus temores y ansiedades personales. Escribir sus temores y ansiedades específicos lo ayudará a enfocarse en el estado presente de sus emociones. Eso ayuda a objetivar sus temores. Una vez que está por escrito, el temor en su mente suele disminuir. Pregúntese: «¿Es realista ese temor? ¿Hay alguna cosa que pueda hacer para cambiar esto? ¿Tengo razones para estar preocupado?»

Como cristianos, podemos dar todos nuestros temores y ansiedades a Dios. Es asombroso cuántas perspectivas podemos obtener de esa manera. «Nuestro Padre celestial tiene mil maneras de proveer a nuestras necesidades, las cuales ignoramos completamente».2 Cuando le confiamos nuestro hijo a Dios, también tenemos que confiar que él nos ayudará a ser los mejores padres que podamos ser. Véalo como una aventura junto con Dios. Durante una aventura, sucederán cosas inesperadas, pero no estaremos solos.

A continuación, podemos compartir nuestros sentimientos con nuestro cónyuge o algún amigo de confianza. Hablar con otra persona nos ayuda a obtener nuevas perspectivas y disminuir nuestro nivel de ansiedad.

También es importante que dediquemos tiempo a conservar nuestra salud mediante el ejercicio físico y ejercicios de respiración profunda, entre otras cosas. La buena salud física nos ayuda a promover la buena salud mental.

Amor y orientación

Uno de mis exprofesores resumió lo que es criar a una familia con dos palabras: amor y orientación. Esto significa estar presente en la vida de sus hijos, mostrarles afecto, ser predecible y estable en sus vidas, y animarlos. Los niños necesitan saber que usted estará a disposición de ellos. Respete a sus hijos y ayúdelos a que respeten a los demás. Hábleles a sus hijos, y anímelos a que compartan sus pensamientos y sentimientos también con usted.

En especial, muéstreles el amor de Dios. Nuestros hijos cometerán errores, pero eso no significa que dejaremos de amarlos.

El amor y la orientación también requieren establecer límites realistas a sus hijos. Deles tareas, responsabilidades y orientación sobre cómo tener una vida saludable. Enséñeles cómo vivir, ética y moralmente, usando los principios divinos. La mejor manera de equipar a los niños para que vivan bien es practicando lo que predicamos. Ellos ven lo que hacemos por encima de escuchar lo que decimos.

Ser buen padre requiere amor y sabiduría. Tenemos que tomar una decisión consciente de obtener conocimientos sobre cómo ser un buen padre. Esto requiere de autodisciplina y compromiso.

No importa cómo salgan nuestros hijos en la vida, recuerde que cada uno de ellos es un don de Dios. Solo somos los mayordomos del Señor. Como se promete en Salmos 127:3, cuando nos comprometemos con Dios, nos equipamos como padres, somos sensibles a las necesidades de nuestros hijos y los llevamos al trono de Dios, les estamos dando el mejor comienzo posible en la vida. Podemos confiar en Dios y sus promesas (véase Mat. 11:28-30; Heb. 4:15, 16; Sant. 1:5, 6). Dios ama a nuestros hijos más de lo que alguna vez podremos amarlos nosotros, y también él estará con ellos y hará lo que les resulte mejor.

Podemos colocar sin temor alguno a nuestros hijos en las manos de Dios.

1 Los textos bíblicos que dicen NTV han sido extraídos de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

2 Elena G. White, El Deseado de todas las gentes (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn., 1955), p. 297.

Clair Sanches es directora de Ministerios del Niño y de la Mujer de la División Transeuropea. Su esposo John es pastor y psicólogo clínico y forense. Los Sanches, que tienen dos hijos, provienen de Holanda, y ahora viven en el Reino Unido.

CLAIR Y JOHN SANCHES

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